El primer reportaje de este blog lo dedicamos a la pequeña imagen que desde el ático del Retablo de Ntra. Sra. del Rosario, de la Parroquia de Burguillos, celebra en el día de hoy su onomástica, y que a lo largo del año lo vemos desnudo o vestido según la ocasión lo requiera. Es ésta una maravillosa escultura coetánea del retablo en el que se ubica, por lo que la podemos datar en el último cuarto del siglo XVIII, demostrándose la valía del autor al representar la desnudez del Divino Redentor en actitud de bendecir.
Creo que queda suficientemente demostrada la relación entre la devoción al Dulce Nombre de Jesús y a Nuestra Señora del Rosario por lo que no ha de extrañar el encontrar a ambas imágenes en un mismo retablo. Por otra parte me gustaría reseñar un descubrimiento reciente y es que en un Inventario Parroquial de 1884 aparece un dato muy llamativo que nos resuelve la duda que se tenía por el hecho de que en la maravillosa peana dorada y policromada con tres cabezas de angelitos haya un hueco para anclarlo a una base. Pues bien en su página 8, al describir los objetos que se encuentran en el Segundo Cuarto, indica claramente: “Otras (andas) donde sale el niño perdido”, lo que unido a una enigmática partida correspondiente a los ingresos de las cuentas de 1748, en la que se reflejaba “Del Estandarte de la Mañana de Pascua, 8 reales”, del que deduzco una posible puja de una nueva procesión efectuada por la Hdad. del Rosario en la Mañana del Domingo de Resurrección, con lo que los rosarieros burguilleros están de enhorabuena puesto que un dato más, engrandece aún más si cabe la impresionante historia de esta Hermandad.
Puede parecer incongruente, y hasta seguro habrá quien piense que esta imagen no debió realizarse para este Retablo, ya que muchos opinarán qué hace en un mismo Retablo una escultura exenta de Jesús Niño, si ya existe la Bendita Imagen que lleva Nuestra Señora del Rosario en su brazo izquierdo. Pues la explicación es bien sencilla, y como no podía ser de otra manera tiene relación directa con la devoción al Rosario de Nuestra Señora.
Así las Cofradías del Dulce Nombre de Jesús nacen impulsadas por el Concilio de Trento, que recomienda el establecimiento de esta devoción en todas las parroquias para desterrar la costumbre de la blasfemia. Su imagen titular era un Niño Jesús y serán los religiosos de la Orden de Predicadores (Los Dominicos), quienes jueguen un papel activo en su difusión. Una de las sociedades integradas en la Orden de Predicadores y a ella confiada es la del Nombre de Dios, también conocida como de los "Juramentos" y en forma definitiva como "El Dulce Nombre de Jesús". Junto a ella están la Cofradía del Rosario y la Milicia Angélica de Santo Tomás. Ciertamente las más antiguas son las del Rosario y Dulce Nombre.
Trataremos aquí sólo de la denominada en su origen como "del Nombre de Dios". Y en este apartado recogeremos los documentos oficiales emanados de los Capítulos Generales de la Orden. Considerando aquí la misión de la Orden de Predicadores: anunciar el nombre de Jesucristo a todos los pueblos, que es la esencia misma del Evangelio, como la definió Honorio III en carta dirigida a Santo Domingo el 18 de enero de 1217: "Aquel que incesantemente fecunda la Iglesia con nuevos hijos, queriendo asemejar los tiempos actuales a los primitivos y propagar la fe católica, os inspiró el piadoso deseo de abrazar la pobreza y profesar la vida regular para consagraros a la predicación de la palabra de Dios, propagando por el mundo el nombre de nuestro Señor Jesucristo”. No es pues de extrañar que, para acometer esta misión se valieran los frailes de unos medios que a su juicio resultaban oportunos. De este modo promueven el Laicado dominicano (Tercera Orden de Penitencia de Santo Domingo), la Cofradía del Rosario, la Cofradía del Nombre de Jesús, Cofradías del Santísimo (con su referencia a Santa María sopra Minerva, en Roma) y a mediados del siglo XVIII, la Milicia Angélica de Santo Tomás de Aquino.
En 1274, el II Concilio de Lyón determinó luchar contra la blasfemia y los juramentos y el medio que dispuso fue promover que los fieles reverenciaran el nombre de Jesús inclinando la rodilla de sus corazones y mostrando esto mediante la inclinación de cabeza. Como consecuencia de esta determinación el Papa Gregorio X encomendó a los dominicos predicar el Santo Nombre. Fr. Juan de Vercelli recibe la Bula “Constitución Numperim” con el mandato de venerar el Nombre de Cristo y confiriéndole el privilegio de instalar en todas las iglesias de los conventos de la Orden un Altar dedicado al Dulce Nombre de Jesús. Allí se encuentran las raíces de las Cofradías del Nombre de Jesús que posteriormente se conformaron. En 1430, funda Fr. Diego de Vitoria con el nombre de “Sociedad del Santo Nombre de Dios” en el Convento de San Pablo de Burgos, la cofradía del Dulce Nombre. Es la primera de España. Será en 1564 cuando Pío IV mediante la Bula “Iniustum Nobis” une a las tareas pontificias las Cofradías del Dulce Nombre. En la predicación de los frailes siempre estuvo presente este encargo pontificio, resonancia de una decisión conciliar, pero será en el Capítulo General de Roma del año 1571, que se dispone la promoción de las “confraternidades del Nombre de Dios”: “quibus etiam iniungimus, ut confraternitatem nominis Dei diligenter studeant promovere.” San Pío V, el Papa dominico, impulsor de la aplicación de las normativas conciliares tridentinas, confirmó estas Cofradías por la Bula “Decet Romanum Pontificem” confiándolas en la Iglesia Universal a la Orden de Predicadores y fue el primero en conceder indulgencias a estas Cofradías (21 de Junio de 1571), luego ratificadas por Gregorio XIII, el 9 de Julio de 1572 por la Bula “Salvatoris et Nomini Notri Iesu Christi”. En el Capítulo General celebrado en Roma en 1589 se toman algunas determinaciones para reglamentar la fundación, uso de privilegios y fines de las sociedades del Rosario y del Nombre de Dios. En este Capítulo se dispone que se celebre la procesión del Nombre de Dios el segundo domingo de cada mes en todas nuestras iglesias conventuales:”…quod in qualibet nostri ordinis ecclesia sanctisimi nominis Dei processio secunda cuiuslibet mensis dominica fiat…” Continuarán las disposiciones en el que se celebra en Venecia el año de 1592. Allí se ordena a los priores de los conventos que cuando se funden y erijan en nuestros conventos las sociedades del Nombre de Dios y del Rosario, procuren la máxima veneración por parte de los frailes y de los fieles. Que se predique de ambas devociones. Que cuando se erijan altares por ambas sociedades se hagan con todo esmero y que se encomiende a frailes graves la atención de ambas sociedades para que las atiendan en sus celebraciones mensuales. Incluso disponen un formulario para que conforme a él se erijan ambas Cofradías. En este documento se hace mención de las Bulas concedidas por los Papas Pío IV y Pío V a favor de esta Cofradía al tener como objetivo enfrentar la blasfemia y los juramentos. En 1601, el Capítulo de Roma, concede a todos los Provinciales fuera de Italia facultades para erigir y confirmar las Cofradías del Rosario y del Nombre de Dios. Años más tarde, las Actas del Capítulo General de Roma de 1612 recogen un Breve por el que Paulo V concede la Indulgencia Plenaria perpetuamente a los cofrades de la sociedad del Santísimo Nombre de Dios establecidas en todas nuestras iglesias por todo el mundo. En 1721, el Papa Inocencio XIII estableció la festividad del Dulce Nombre de Jesús en el domingo comprendido entre la Circuncisión y la Epifanía o en su defecto el día 2 de Enero.
En 1274, el II Concilio de Lyón determinó luchar contra la blasfemia y los juramentos y el medio que dispuso fue promover que los fieles reverenciaran el nombre de Jesús inclinando la rodilla de sus corazones y mostrando esto mediante la inclinación de cabeza. Como consecuencia de esta determinación el Papa Gregorio X encomendó a los dominicos predicar el Santo Nombre. Fr. Juan de Vercelli recibe la Bula “Constitución Numperim” con el mandato de venerar el Nombre de Cristo y confiriéndole el privilegio de instalar en todas las iglesias de los conventos de la Orden un Altar dedicado al Dulce Nombre de Jesús. Allí se encuentran las raíces de las Cofradías del Nombre de Jesús que posteriormente se conformaron. En 1430, funda Fr. Diego de Vitoria con el nombre de “Sociedad del Santo Nombre de Dios” en el Convento de San Pablo de Burgos, la cofradía del Dulce Nombre. Es la primera de España. Será en 1564 cuando Pío IV mediante la Bula “Iniustum Nobis” une a las tareas pontificias las Cofradías del Dulce Nombre. En la predicación de los frailes siempre estuvo presente este encargo pontificio, resonancia de una decisión conciliar, pero será en el Capítulo General de Roma del año 1571, que se dispone la promoción de las “confraternidades del Nombre de Dios”: “quibus etiam iniungimus, ut confraternitatem nominis Dei diligenter studeant promovere.” San Pío V, el Papa dominico, impulsor de la aplicación de las normativas conciliares tridentinas, confirmó estas Cofradías por la Bula “Decet Romanum Pontificem” confiándolas en la Iglesia Universal a la Orden de Predicadores y fue el primero en conceder indulgencias a estas Cofradías (21 de Junio de 1571), luego ratificadas por Gregorio XIII, el 9 de Julio de 1572 por la Bula “Salvatoris et Nomini Notri Iesu Christi”. En el Capítulo General celebrado en Roma en 1589 se toman algunas determinaciones para reglamentar la fundación, uso de privilegios y fines de las sociedades del Rosario y del Nombre de Dios. En este Capítulo se dispone que se celebre la procesión del Nombre de Dios el segundo domingo de cada mes en todas nuestras iglesias conventuales:”…quod in qualibet nostri ordinis ecclesia sanctisimi nominis Dei processio secunda cuiuslibet mensis dominica fiat…” Continuarán las disposiciones en el que se celebra en Venecia el año de 1592. Allí se ordena a los priores de los conventos que cuando se funden y erijan en nuestros conventos las sociedades del Nombre de Dios y del Rosario, procuren la máxima veneración por parte de los frailes y de los fieles. Que se predique de ambas devociones. Que cuando se erijan altares por ambas sociedades se hagan con todo esmero y que se encomiende a frailes graves la atención de ambas sociedades para que las atiendan en sus celebraciones mensuales. Incluso disponen un formulario para que conforme a él se erijan ambas Cofradías. En este documento se hace mención de las Bulas concedidas por los Papas Pío IV y Pío V a favor de esta Cofradía al tener como objetivo enfrentar la blasfemia y los juramentos. En 1601, el Capítulo de Roma, concede a todos los Provinciales fuera de Italia facultades para erigir y confirmar las Cofradías del Rosario y del Nombre de Dios. Años más tarde, las Actas del Capítulo General de Roma de 1612 recogen un Breve por el que Paulo V concede la Indulgencia Plenaria perpetuamente a los cofrades de la sociedad del Santísimo Nombre de Dios establecidas en todas nuestras iglesias por todo el mundo. En 1721, el Papa Inocencio XIII estableció la festividad del Dulce Nombre de Jesús en el domingo comprendido entre la Circuncisión y la Epifanía o en su defecto el día 2 de Enero.
Creo que queda suficientemente demostrada la relación entre la devoción al Dulce Nombre de Jesús y a Nuestra Señora del Rosario por lo que no ha de extrañar el encontrar a ambas imágenes en un mismo retablo. Por otra parte me gustaría reseñar un descubrimiento reciente y es que en un Inventario Parroquial de 1884 aparece un dato muy llamativo que nos resuelve la duda que se tenía por el hecho de que en la maravillosa peana dorada y policromada con tres cabezas de angelitos haya un hueco para anclarlo a una base. Pues bien en su página 8, al describir los objetos que se encuentran en el Segundo Cuarto, indica claramente: “Otras (andas) donde sale el niño perdido”, lo que unido a una enigmática partida correspondiente a los ingresos de las cuentas de 1748, en la que se reflejaba “Del Estandarte de la Mañana de Pascua, 8 reales”, del que deduzco una posible puja de una nueva procesión efectuada por la Hdad. del Rosario en la Mañana del Domingo de Resurrección, con lo que los rosarieros burguilleros están de enhorabuena puesto que un dato más, engrandece aún más si cabe la impresionante historia de esta Hermandad.
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