Seguimos la serie dedicada a difundir las imágenes de la Virgen del Rosario en nuestra comarca, y hoy recogemos en Burguillos Cofrade el singular caso de Cantillana en el que sus dos principales devociones: Asunción y Pastora, son “descendientes” directos del culto al Santo Rosario, fruto de lo cual, ambas hermandades lo tienen como Titular.
Como siempre hemos recurrido como en toda la serie al libro de Carlos José Romero Mensaque: El Rosario en Sevilla: Devoción, Rosarios Públicos y Hermandades, ya que la Guía Artística de Sevilla y su provincia (II), no menciona para nada el rastro que la devoción al Stmo. Rosario dejó en la Villa de Cantillana.
Pues bien, Romero Mensaque señala que “En la iglesia parroquial se fundó por los misioneros dominicos la Cofradía del Santo Rosario, con su instituto peculiar, de la que se tienen noticias todavía en el siglo XVIII (PINEDA NOVO, Daniel, Historia del condado de Cantillana y de la Hermandad de la Divina Pastora, Sevilla, 1970, pág. 69.).
Con motivo del fenómeno de los Rosarios públicos se fundaron dos congregaciones de hombres, una intitulada de Nuestra Señora de Belén y otra advocada de Nuestra Señora de la Aurora. De la primera, cuya existencia ha perdurado hasta el siglo XX y que residía en la ermita de la Misericordia, se conserva en la ermita de San Bartolomé un Simpecado.
Las Misiones de Fray Isidoro de Sevilla introducen la devoción a la Divina Pastora junto al uso del Rosario o Corona pública, erigiéndose una hermandad en 1720 y posteriormente una congregación del Rosario de mujeres que, junto al culto litúrgico a la Virgen, sacaban la procesión pública con Simpecado los domingos y festivos a primera hora de la tarde. Debido a graves disensiones entre las cofradas a comienzos del siglo XIX, se erigió una nueva congregación del Rosario con la advocación de Nuestra Señora de la Asunción (Todo el proceso puede seguirse en la recopilación de textos del expediente gubernativo realizado por Antonio García Benítez en la obra Los manuscritos perdidos y hallados en Palacio, Sevilla, 1984.). Actualmente la Hermandad de la Divina Pastora de las Almas reside en su altar propio de la iglesia parroquial y la de la Asunción en la ermita de San Bartolomé.”
Como siempre hemos recurrido como en toda la serie al libro de Carlos José Romero Mensaque: El Rosario en Sevilla: Devoción, Rosarios Públicos y Hermandades, ya que la Guía Artística de Sevilla y su provincia (II), no menciona para nada el rastro que la devoción al Stmo. Rosario dejó en la Villa de Cantillana.
Pues bien, Romero Mensaque señala que “En la iglesia parroquial se fundó por los misioneros dominicos la Cofradía del Santo Rosario, con su instituto peculiar, de la que se tienen noticias todavía en el siglo XVIII (PINEDA NOVO, Daniel, Historia del condado de Cantillana y de la Hermandad de la Divina Pastora, Sevilla, 1970, pág. 69.).
Con motivo del fenómeno de los Rosarios públicos se fundaron dos congregaciones de hombres, una intitulada de Nuestra Señora de Belén y otra advocada de Nuestra Señora de la Aurora. De la primera, cuya existencia ha perdurado hasta el siglo XX y que residía en la ermita de la Misericordia, se conserva en la ermita de San Bartolomé un Simpecado.
Las Misiones de Fray Isidoro de Sevilla introducen la devoción a la Divina Pastora junto al uso del Rosario o Corona pública, erigiéndose una hermandad en 1720 y posteriormente una congregación del Rosario de mujeres que, junto al culto litúrgico a la Virgen, sacaban la procesión pública con Simpecado los domingos y festivos a primera hora de la tarde. Debido a graves disensiones entre las cofradas a comienzos del siglo XIX, se erigió una nueva congregación del Rosario con la advocación de Nuestra Señora de la Asunción (Todo el proceso puede seguirse en la recopilación de textos del expediente gubernativo realizado por Antonio García Benítez en la obra Los manuscritos perdidos y hallados en Palacio, Sevilla, 1984.). Actualmente la Hermandad de la Divina Pastora de las Almas reside en su altar propio de la iglesia parroquial y la de la Asunción en la ermita de San Bartolomé.”
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