Hoy Viernes 10, a las 20:00 h. tendrá lugar una Solemne Misa de Hermandad ante el paso de San Cristóbal, en recuerdo de que antiguamente se celebraba en el día de hoy la festividad de San Cristóbal, eliminada en la última revisión del Martirologio Romano.A continuación sigue el artículo que en 2005 se publicó en la revista "Patrona de Burguillos" y en el que explico con detalle el Altar Mayor de la Parroquia y a su Titular:
LA IGLESIA DE BURGUILLOS.-
El Retablo Mayor de la Parroquia (I).
Con este artículo inicio el estudio de la obra de mayor envergadura, (de ahí que lo haga en dos partes: en esta primera analizaré el Retablo en sí y la imagen de San Cristóbal, mientras que dejaré para la siguiente parte, el análisis de las demás imágenes pictóricas y escultóricas), existente en la Parroquia y con el que me sentiría satisfecho si sirviera de pequeña ayuda para quienes pretenden iniciar su restauración, anunciada tantas veces, y de la que por ahora solo hay la promesa de solicitar subvenciones, dado su deficiente estado de conservación, y así vuelva a su estado primigenio, despojándole por una parte de los añadidos (Esculturas de Sta. Lucía ¿?, San Esteban, los dos angelitos, y la mesa acoplada al banco), y por otra, devolviéndole sus imágenes (San José y San Antonio de Padua), para así poder contemplarlo en todo su esplendor, como se observa en las fotografías que ilustran este reportaje, realizadas por José María González-Nandín y Paúl el 6 de noviembre de 1938, las más antiguas conocidas de la Parroquia, y en la que ya vemos a San Sebastián en Altar Mayor y al Niño Jesús del Altar de la Virgen en la hornacina del ático, producto de los caprichos de los Párrocos de turno que colocaban las imágenes en los altares a su antojo sin lógica alguna.
Como ya se anunciaba en un boletín anterior, ya conocemos al autor del Retablo, Juan Cano, activo en el 3º ¼ del siglo XVIII y formado junto a su hermano Joaquín (colaborador en las tareas de policromía, dorado y pinturas de las obras de Juan), con su padre José Cano Zamorano, afamado retablista, y con el que colaboró en la construcción del destruido Retablo Mayor (1747), de la Capilla de San Gregorio de Alcalá del Río.
Ya independizado, su primera realización es precisamente el Altar que nos ocupa, es decir, el Mayor de la Iglesia de San Cristóbal (1754-56), “obra correcta, pero en la que no aportó novedad alguna”, según la opinión del Prof. Recio Mir, ya que sigue los cánones del Retablo de Estípites, cuando ya la moda imperante es el Rococó, caracterizado por la utilización de la rocalla (elemento decorativo en forma de riñón).
Para el desaparecido Convento de San Francisco hizo la tribuna y el cancel de la Capilla de San Antonio de los Portugueses (1754), no conservándose nada. En 1761 finalizó el Mayor del Convento de las Dominicas de Almonte, también desaparecido.
Su primera obra conservada que denota el incipiente modelo rococó es el Retablo Mayor (1670-62), de la Iglesia de la Merced de El Viso del Alcor, de estructura similar al de Burguillos, con una gran arcada, condicionado en su estructura porque era una obra que él no inició, de ahí que sea una obra de transición. En 1762 comienza el Mayor de la Iglesia de San Gil, de Sevilla, destruido en los años 30 del pasado siglo. En 1764 hace un proyecto para el Mayor de la Iglesia de San Pedro de Carmona, que finalmente no realizó, y en 1767 inicia el Mayor de la Iglesia de Santiago de Hinojos (Huelva).
En torno a 1770 inicia su más importante realización ya que ejecuta el conjunto de retablos (un total de cuatro) de la Parroquia de San Felipe, de Carmona, de los que se conservan en su emplazamiento el Mayor y el de San José, mientras que el de la Encarnación se trasladó en 1959 a la parroquia sevillana de San Juan de la Palma, donde cobija en la Capilla Mayor a María Santísima de la Amargura Coronada, y que curiosamente, se encuentra decorado con relieves alusivos a la Letanía del Rosario de Ntra. Sra.
En 1774 realizó reformas para el Camarín de la Virgen del Reposo en Valverde del Camino (Huelva), y finalmente, en 1779 se encontraba en Cazalla de la Sierra realizando el pequeño retablo de Santa Ana, lamentablemente perdido.
Por último el Prof. Recio Mir, le atribuye la autoría del de la Inmaculada de la Parroquia de San Bartolomé de Carmona, así como el de San José de la Iglesia de Santa María de las Nieves (h. 1765), de Fuentes de Andalucía.
En cuanto al análisis del Retablo, seguiré al Prof. Herrera García, quien señala que es una “típica estructura de retablo frecuente en la primera mitad del XVIII, compuesto por banco, cuerpo compartimentado en tres calles mediante cuatro estípites y sencillo remate (en forma de gran arcada que cobija una pequeña hornacina que haría las veces de manifestador para las grandes solemnidades puesto que tiene pintada de forma burda, de ahí que mantenga serias dudas sobre su función real, una custodia). Las calles laterales alternan esculturas y sobre ellas pinturas de la época del retablo. Su talla, fundamentalmente hoja de cardo y roleos, no es de gran calidad. Es una obra de serie típica de los talleres sevillanos de mediados del XVIII.”
Como la casi totalidad de retablos de esta parroquia, su concepción original no ha sido respetada, y así salvo la efigie del titular del templo, San Cristóbal, y las pinturas sobre tabla (ejecutadas casi con seguridad por Joaquín Cano, hermano y colaborador en los retablos realizados por Juan Cano), correspondientes a Santa Bárbara, San Juan Bautista, Santa Lucía y San Francisco de Asís, todas las demás imágenes son añadidos posteriores que desvirtúan el Retablo, y así la escultura de “Santa Lucía” (Imagen que no tiene ninguno de los atributos de la Santa, por lo que dificulta e induce a error a quien la contempla) proviene (venerada como Santa Rita) de los altares desaparecidos en los años 60 de la Nave de la Virgen de la propia Parroquia, mientras que la imagen de San Sebastián (la obra de mayor importancia histórico-artística de la Parroquia) proviene de la desaparecida Ermita de San Sebastián, que existía en la actual Avda. Cruz de la Ermita, de la que toma su nombre. Asímismo los Ángeles que apenas se ven en el cuerpo superior, provienen del Altar de Ntra. Sra. del Rosario, en el que coronaban los estípites que enmarcan a su Titular, y para el cual estaban concebidos, como queda demostrado por las antiguas fotografías ya publicadas y al ser idénticos en su hechura a la cabeza de ángel que remata el arco de la hornacina que acoge a quien es la Reina de Burguillos. Por último la mesa de altar oculta todo el banco del Retablo tapando los postigos que observamos en los extremos.
En cuanto a la imagen titular del Retablo, San Cristóbal, es una escultura de bulto redondo, de 1,62 m. de altura, coetánea del retablo, es decir de mediados del XVIII, de autor desconocido, por el momento. Es una buena imagen, aunque muy repintado a lo largo de sus varias restauraciones, quedando constancia de una de ellas en la anterior peana que le servía de base en la que se leía: “Lo renovó D. Diego Delgado. Año 1839.”, siendo la última de Juan Manuel Miñarro a mediados de los 90 del siglo pasado. Se da la circunstancia de que es una de las pocas imágenes que porta al Divino Infante en su hombro derecho, al igual que otra escultura sita sobre una reja en el crucero de la Catedral de Burgos. Su iconografía es muy clara, puesto que todas las imágenes que representan al Santo lo hacen como a un gigante portando al Niño Jesús sobre sus hombros y apoyado en un bastón convertido en un tronco de árbol sin ramas que en la mayoría de los casos es una palmera.
En cuanto a su hagiografía (historia de la vida de los santos), no está exenta de polémica, puesto que se basa en leyendas, faltando datos científicos y concretos que apoyen la existencia real del santo, por lo que la propia Iglesia en la última edición del Martirologio Romano, donde se enumeran los santos proclamados por la Iglesia Católica, presentada en el Vaticano el 2 de octubre de 2001 por el Secretario de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, y cuya versión española se encuentra en prensa, decidió retirarlo del Santoral junto a multitud de “santos” que basaban su existencia en leyendas medievales; aunque lógicamente no se retiran del culto, puesto que suelen ser imágenes muy populares, por lo que se dejan al culto libre.
Su leyenda se crea hacia el siglo XI, siendo el desarrollo de su nombre Cristóforo, que en griego significa “Porta Cristo”, expresión que en un primer momento se entendía de manera espiritual y posteriormente se tomó en sentido material. Ya en el siglo XIII, por la Leyenda Dorada de Jacopo de la Vorágine, se popularizó el hecho de que el hombre que había llevado a Cristo sobre los hombros sólo podía ser un gigante, quien orgulloso de su fuerza quiso servir al hombre más poderoso del universo, y así lo hizo con un rey, pero al saber que tenía miedo del Diablo, lo abandonó para servir a éste, al que también abandonó al ver como éste último temía a una simple cruz, así que aconsejado por un eremita se comprometió a servir a Cristo, dedicándose a cruzar a los viajeros en el paso de un peligroso río. Un día tuvo que cruzar a un pequeño niño con el que casi se hunde por lo que tuvo que apoyarse con un bastón para terminar de vadear el río con gran dificultad. El gigante le preguntó al niño, quien era y por qué pesaba tanto, a lo que le respondió que era Cristo, Soberano del Cielo y de la Tierra, y que para probarlo le ordenó que plantara el bastón, que enseguida se convirtió en una hermosa palmera datilera. Además se copiaron otras anécdotas de varios santos como las del martirio de San Sebastián (flechas que se dan la vuelta y se clavan en sus verdugos) o la de los Santos médicos Cosme y Damián, …
La popularidad del gigante cristiano se acrecentó al creerse que era protector contra una de las desgracias más temidas de la Edad Media, la muerte súbita sin confesión, la llamada mala muerte, por lo que bastaba con mirar la imagen de San Cristóbal para estar durante todo el día a salvo de ese peligro. Esta creencia explica que en la mayoría de las antiguas iglesias encontremos imágenes gigantescas del santo ya sean pintadas o esculpidas, puestas en las fachadas o en las entradas, para que los fieles las encontraran fácilmente. Serían incluso más numerosas de no ser por el Concilio de Trento tras el que se destruyeron muchas de ellas.
También se recurría a él para protegerse de la peste negra, del mal de ojo, del dolor de muelas y del panadizo. Siendo la Edad Media una época en la que las corporaciones o profesiones tienen su auge, fueron muchas las que lo adoptaron como patrón, así los Arcabuceros en la E. Media y Montañeros, Automovilistas y Aviadores en la actualidad (riesgo de muerte súbita), Atletas, Mozos de cuerda, Cargadores (por su fuerza), de Pasadores, Viajeros y Peregrinos (por su oficio) y de Jardineros y Encargados de Viveros (por el milagro del bastón transformado en palmera). Sin embargo son pocas las iglesias puestas bajo su advocación, decayendo su popularidad a partir del siglo XV, siendo víctima de la Reforma y de la Contrarreforma, y en los siglos XVII y XVIII, el propio clero lo hizo desaparecer de numerosas iglesias. Finalmente en el siglo XX con el surgimiento del Automóvil y su reciente patronazgo sobre los automovilistas renovó su popularidad, y así podemos anotar la anécdota de que en el barrio parisino donde se encuentra la principal fábrica de la firma automovilística Citroën, hay una Iglesia puesta bajo su advocación.
Finalmente mencionaré que de esta Imagen, Titular asímismo del Templo, se encarga de su culto un grupo de fieles y devotos desde 1972, celebrando fiestas populares desde ese mismo año a lo largo del mes de julio, y constituídos en Hermandad este mismo año de 2005.
BIBLIOGRAFÍA.-
HALCÓN, Fátima, HERRERA Francisco, RECIO, Álvaro. El Retablo Barroco Sevillano. Universidad de Sevilla, Fundación El Monte, Sevilla, 2000.
HERNÁNDEZ DÍAZ, José, SANCHO CORBACHO, Antonio. Edificios religiosos y objetos de culto saqueados y destruidos por los marxistas en los pueblos de la provincia de Sevilla. Junta de Cultura Histórica y Tesoro Artístico. Sevilla, 1937
HERNÁNDEZ DÍAZ, José, SANCHO CORBACHO, Antonio y COLLANTES DE TERÁN, Francisco. Catálogo Arqueológico y Artístico de la Provincia de Sevilla. Tomo I. Pág. 236-239. Servicio de Defensa del Patrimonio Artístico Nacional. Sevilla, 1939.
MORALES, Alfredo J., SANZ, María Jesús, SERRERA, Juan Miguel, VALDIVIESO, Enrique. Guía artística de Sevilla y su provincia. Excma. Diputación Provincial de Sevilla. Sevilla, 19__.
RÉAU, Louis. Iconografía del Arte Cristiano. Cinco Tomos. Ed. Del Serbal, Barcelona, 1996.
VV. AA. Inventario artístico de Sevilla y su Provincia. Tomo II. Pág. 317-319. Ministerio de Cultura. Madrid, 1985.
VV. AA. Patrona de Burguillos. Nº 8. Pág. 44-45. Antigua, Devota y Fervorosa Hermandad de Nuestra Señora del Rosario, Patrona y Alcaldesa Perpetua de la Villa de Burguillos. Burguillos, 2002.
PÁGINAS WEB CONSULTADAS.-
www.vatican.va/roman_curia/congregations/ccdds/index_sp.htm
www.conferenciaepiscopal.es/actividades/2005/marzo_11.htm
www.archimadrid.es/princi/menu/notdirec/iglemundo/2001/10oct/s1102001.htm#Anchor-nuevo-51540
www.aciprensa.com/notic2001/octubre/noti1374.htm
www.vistazoalaprensa.com/firmas_art.asp?id=480
El Retablo Mayor de la Parroquia (I).
Con este artículo inicio el estudio de la obra de mayor envergadura, (de ahí que lo haga en dos partes: en esta primera analizaré el Retablo en sí y la imagen de San Cristóbal, mientras que dejaré para la siguiente parte, el análisis de las demás imágenes pictóricas y escultóricas), existente en la Parroquia y con el que me sentiría satisfecho si sirviera de pequeña ayuda para quienes pretenden iniciar su restauración, anunciada tantas veces, y de la que por ahora solo hay la promesa de solicitar subvenciones, dado su deficiente estado de conservación, y así vuelva a su estado primigenio, despojándole por una parte de los añadidos (Esculturas de Sta. Lucía ¿?, San Esteban, los dos angelitos, y la mesa acoplada al banco), y por otra, devolviéndole sus imágenes (San José y San Antonio de Padua), para así poder contemplarlo en todo su esplendor, como se observa en las fotografías que ilustran este reportaje, realizadas por José María González-Nandín y Paúl el 6 de noviembre de 1938, las más antiguas conocidas de la Parroquia, y en la que ya vemos a San Sebastián en Altar Mayor y al Niño Jesús del Altar de la Virgen en la hornacina del ático, producto de los caprichos de los Párrocos de turno que colocaban las imágenes en los altares a su antojo sin lógica alguna.
Como ya se anunciaba en un boletín anterior, ya conocemos al autor del Retablo, Juan Cano, activo en el 3º ¼ del siglo XVIII y formado junto a su hermano Joaquín (colaborador en las tareas de policromía, dorado y pinturas de las obras de Juan), con su padre José Cano Zamorano, afamado retablista, y con el que colaboró en la construcción del destruido Retablo Mayor (1747), de la Capilla de San Gregorio de Alcalá del Río.
Ya independizado, su primera realización es precisamente el Altar que nos ocupa, es decir, el Mayor de la Iglesia de San Cristóbal (1754-56), “obra correcta, pero en la que no aportó novedad alguna”, según la opinión del Prof. Recio Mir, ya que sigue los cánones del Retablo de Estípites, cuando ya la moda imperante es el Rococó, caracterizado por la utilización de la rocalla (elemento decorativo en forma de riñón).
Para el desaparecido Convento de San Francisco hizo la tribuna y el cancel de la Capilla de San Antonio de los Portugueses (1754), no conservándose nada. En 1761 finalizó el Mayor del Convento de las Dominicas de Almonte, también desaparecido.
Su primera obra conservada que denota el incipiente modelo rococó es el Retablo Mayor (1670-62), de la Iglesia de la Merced de El Viso del Alcor, de estructura similar al de Burguillos, con una gran arcada, condicionado en su estructura porque era una obra que él no inició, de ahí que sea una obra de transición. En 1762 comienza el Mayor de la Iglesia de San Gil, de Sevilla, destruido en los años 30 del pasado siglo. En 1764 hace un proyecto para el Mayor de la Iglesia de San Pedro de Carmona, que finalmente no realizó, y en 1767 inicia el Mayor de la Iglesia de Santiago de Hinojos (Huelva).
En torno a 1770 inicia su más importante realización ya que ejecuta el conjunto de retablos (un total de cuatro) de la Parroquia de San Felipe, de Carmona, de los que se conservan en su emplazamiento el Mayor y el de San José, mientras que el de la Encarnación se trasladó en 1959 a la parroquia sevillana de San Juan de la Palma, donde cobija en la Capilla Mayor a María Santísima de la Amargura Coronada, y que curiosamente, se encuentra decorado con relieves alusivos a la Letanía del Rosario de Ntra. Sra.
En 1774 realizó reformas para el Camarín de la Virgen del Reposo en Valverde del Camino (Huelva), y finalmente, en 1779 se encontraba en Cazalla de la Sierra realizando el pequeño retablo de Santa Ana, lamentablemente perdido.
Por último el Prof. Recio Mir, le atribuye la autoría del de la Inmaculada de la Parroquia de San Bartolomé de Carmona, así como el de San José de la Iglesia de Santa María de las Nieves (h. 1765), de Fuentes de Andalucía.
En cuanto al análisis del Retablo, seguiré al Prof. Herrera García, quien señala que es una “típica estructura de retablo frecuente en la primera mitad del XVIII, compuesto por banco, cuerpo compartimentado en tres calles mediante cuatro estípites y sencillo remate (en forma de gran arcada que cobija una pequeña hornacina que haría las veces de manifestador para las grandes solemnidades puesto que tiene pintada de forma burda, de ahí que mantenga serias dudas sobre su función real, una custodia). Las calles laterales alternan esculturas y sobre ellas pinturas de la época del retablo. Su talla, fundamentalmente hoja de cardo y roleos, no es de gran calidad. Es una obra de serie típica de los talleres sevillanos de mediados del XVIII.”
Como la casi totalidad de retablos de esta parroquia, su concepción original no ha sido respetada, y así salvo la efigie del titular del templo, San Cristóbal, y las pinturas sobre tabla (ejecutadas casi con seguridad por Joaquín Cano, hermano y colaborador en los retablos realizados por Juan Cano), correspondientes a Santa Bárbara, San Juan Bautista, Santa Lucía y San Francisco de Asís, todas las demás imágenes son añadidos posteriores que desvirtúan el Retablo, y así la escultura de “Santa Lucía” (Imagen que no tiene ninguno de los atributos de la Santa, por lo que dificulta e induce a error a quien la contempla) proviene (venerada como Santa Rita) de los altares desaparecidos en los años 60 de la Nave de la Virgen de la propia Parroquia, mientras que la imagen de San Sebastián (la obra de mayor importancia histórico-artística de la Parroquia) proviene de la desaparecida Ermita de San Sebastián, que existía en la actual Avda. Cruz de la Ermita, de la que toma su nombre. Asímismo los Ángeles que apenas se ven en el cuerpo superior, provienen del Altar de Ntra. Sra. del Rosario, en el que coronaban los estípites que enmarcan a su Titular, y para el cual estaban concebidos, como queda demostrado por las antiguas fotografías ya publicadas y al ser idénticos en su hechura a la cabeza de ángel que remata el arco de la hornacina que acoge a quien es la Reina de Burguillos. Por último la mesa de altar oculta todo el banco del Retablo tapando los postigos que observamos en los extremos.
En cuanto a la imagen titular del Retablo, San Cristóbal, es una escultura de bulto redondo, de 1,62 m. de altura, coetánea del retablo, es decir de mediados del XVIII, de autor desconocido, por el momento. Es una buena imagen, aunque muy repintado a lo largo de sus varias restauraciones, quedando constancia de una de ellas en la anterior peana que le servía de base en la que se leía: “Lo renovó D. Diego Delgado. Año 1839.”, siendo la última de Juan Manuel Miñarro a mediados de los 90 del siglo pasado. Se da la circunstancia de que es una de las pocas imágenes que porta al Divino Infante en su hombro derecho, al igual que otra escultura sita sobre una reja en el crucero de la Catedral de Burgos. Su iconografía es muy clara, puesto que todas las imágenes que representan al Santo lo hacen como a un gigante portando al Niño Jesús sobre sus hombros y apoyado en un bastón convertido en un tronco de árbol sin ramas que en la mayoría de los casos es una palmera.
En cuanto a su hagiografía (historia de la vida de los santos), no está exenta de polémica, puesto que se basa en leyendas, faltando datos científicos y concretos que apoyen la existencia real del santo, por lo que la propia Iglesia en la última edición del Martirologio Romano, donde se enumeran los santos proclamados por la Iglesia Católica, presentada en el Vaticano el 2 de octubre de 2001 por el Secretario de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, y cuya versión española se encuentra en prensa, decidió retirarlo del Santoral junto a multitud de “santos” que basaban su existencia en leyendas medievales; aunque lógicamente no se retiran del culto, puesto que suelen ser imágenes muy populares, por lo que se dejan al culto libre.
Su leyenda se crea hacia el siglo XI, siendo el desarrollo de su nombre Cristóforo, que en griego significa “Porta Cristo”, expresión que en un primer momento se entendía de manera espiritual y posteriormente se tomó en sentido material. Ya en el siglo XIII, por la Leyenda Dorada de Jacopo de la Vorágine, se popularizó el hecho de que el hombre que había llevado a Cristo sobre los hombros sólo podía ser un gigante, quien orgulloso de su fuerza quiso servir al hombre más poderoso del universo, y así lo hizo con un rey, pero al saber que tenía miedo del Diablo, lo abandonó para servir a éste, al que también abandonó al ver como éste último temía a una simple cruz, así que aconsejado por un eremita se comprometió a servir a Cristo, dedicándose a cruzar a los viajeros en el paso de un peligroso río. Un día tuvo que cruzar a un pequeño niño con el que casi se hunde por lo que tuvo que apoyarse con un bastón para terminar de vadear el río con gran dificultad. El gigante le preguntó al niño, quien era y por qué pesaba tanto, a lo que le respondió que era Cristo, Soberano del Cielo y de la Tierra, y que para probarlo le ordenó que plantara el bastón, que enseguida se convirtió en una hermosa palmera datilera. Además se copiaron otras anécdotas de varios santos como las del martirio de San Sebastián (flechas que se dan la vuelta y se clavan en sus verdugos) o la de los Santos médicos Cosme y Damián, …
La popularidad del gigante cristiano se acrecentó al creerse que era protector contra una de las desgracias más temidas de la Edad Media, la muerte súbita sin confesión, la llamada mala muerte, por lo que bastaba con mirar la imagen de San Cristóbal para estar durante todo el día a salvo de ese peligro. Esta creencia explica que en la mayoría de las antiguas iglesias encontremos imágenes gigantescas del santo ya sean pintadas o esculpidas, puestas en las fachadas o en las entradas, para que los fieles las encontraran fácilmente. Serían incluso más numerosas de no ser por el Concilio de Trento tras el que se destruyeron muchas de ellas.
También se recurría a él para protegerse de la peste negra, del mal de ojo, del dolor de muelas y del panadizo. Siendo la Edad Media una época en la que las corporaciones o profesiones tienen su auge, fueron muchas las que lo adoptaron como patrón, así los Arcabuceros en la E. Media y Montañeros, Automovilistas y Aviadores en la actualidad (riesgo de muerte súbita), Atletas, Mozos de cuerda, Cargadores (por su fuerza), de Pasadores, Viajeros y Peregrinos (por su oficio) y de Jardineros y Encargados de Viveros (por el milagro del bastón transformado en palmera). Sin embargo son pocas las iglesias puestas bajo su advocación, decayendo su popularidad a partir del siglo XV, siendo víctima de la Reforma y de la Contrarreforma, y en los siglos XVII y XVIII, el propio clero lo hizo desaparecer de numerosas iglesias. Finalmente en el siglo XX con el surgimiento del Automóvil y su reciente patronazgo sobre los automovilistas renovó su popularidad, y así podemos anotar la anécdota de que en el barrio parisino donde se encuentra la principal fábrica de la firma automovilística Citroën, hay una Iglesia puesta bajo su advocación.
Finalmente mencionaré que de esta Imagen, Titular asímismo del Templo, se encarga de su culto un grupo de fieles y devotos desde 1972, celebrando fiestas populares desde ese mismo año a lo largo del mes de julio, y constituídos en Hermandad este mismo año de 2005.
BIBLIOGRAFÍA.-
HALCÓN, Fátima, HERRERA Francisco, RECIO, Álvaro. El Retablo Barroco Sevillano. Universidad de Sevilla, Fundación El Monte, Sevilla, 2000.
HERNÁNDEZ DÍAZ, José, SANCHO CORBACHO, Antonio. Edificios religiosos y objetos de culto saqueados y destruidos por los marxistas en los pueblos de la provincia de Sevilla. Junta de Cultura Histórica y Tesoro Artístico. Sevilla, 1937
HERNÁNDEZ DÍAZ, José, SANCHO CORBACHO, Antonio y COLLANTES DE TERÁN, Francisco. Catálogo Arqueológico y Artístico de la Provincia de Sevilla. Tomo I. Pág. 236-239. Servicio de Defensa del Patrimonio Artístico Nacional. Sevilla, 1939.
MORALES, Alfredo J., SANZ, María Jesús, SERRERA, Juan Miguel, VALDIVIESO, Enrique. Guía artística de Sevilla y su provincia. Excma. Diputación Provincial de Sevilla. Sevilla, 19__.
RÉAU, Louis. Iconografía del Arte Cristiano. Cinco Tomos. Ed. Del Serbal, Barcelona, 1996.
VV. AA. Inventario artístico de Sevilla y su Provincia. Tomo II. Pág. 317-319. Ministerio de Cultura. Madrid, 1985.
VV. AA. Patrona de Burguillos. Nº 8. Pág. 44-45. Antigua, Devota y Fervorosa Hermandad de Nuestra Señora del Rosario, Patrona y Alcaldesa Perpetua de la Villa de Burguillos. Burguillos, 2002.
PÁGINAS WEB CONSULTADAS.-
www.vatican.va/roman_curia/congregations/ccdds/index_sp.htm
www.conferenciaepiscopal.es/actividades/2005/marzo_11.htm
www.archimadrid.es/princi/menu/notdirec/iglemundo/2001/10oct/s1102001.htm#Anchor-nuevo-51540
www.aciprensa.com/notic2001/octubre/noti1374.htm
www.vistazoalaprensa.com/firmas_art.asp?id=480
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